jueves, 8 de enero de 2009

EL MEJOR JUGUETE DE UN NIÑO ES UN ADULTO

SANTA CRUZ DE TENERIFE: "El mejor juguete de un niño es un adulto", asevera Pedro Javier Rodríguez. Coincidiendo con la celebración del día de Reyes, el psiquiatra infantil del Hospital de Día Infantil y Juvenil Diego Matías Guigou y Costa recuerda lo importante que es pasar tiempo con los hijos, algo que el actual ritmo de vida hace difícil. Pese a esto, recuerda que el tiempo que se pase con ellos se hagan actividades interesantes y "en vez de llevarlos a un centro comercial los llevemos al TEA (Tenerife Espacio de las Artes)".

Rodríguez alertó de lo inadecuado que es compensar con juguetes la culpabilidad que pueden sentir los padres por no pasar tiempo con sus hijos. En este sentido, recordó lo importante que es hacer un uso moderado de las nuevas tecnologías, principalmente de los videojuegos que "normalmente sobrepasan los conocimientos de los padres y son realmente los hijos los que los controlan".

"Hay que jugar con los hijos en la medida de lo posible", reitera el psiquiatra infantil, quien aboga por actividades creativas y educativas que enriquezcan a los pequeños.

De un extremo a otro. Entre los cambios sociales que se han producido en las últimas décadas en relación al papel de los niños en esta, Pedro Javier Rodríguez destaca que se ha pasado de marginarles con respecto a los adultos a la sobreprotección, extremos que asegura no son buenos.

También sus comportamientos tienen otras consecuencias, ya que antes un niño que mostraba una mayor actividad física e inquietud era simplemente un niño inquieto o malcriado, mientras que ahora son motivo de consulta a los especialistas porque pueden ser síntomas de patologías como la hiperactividad.

Respecto a esta enfermedad, Rodríguez asegura que la mayoría de los niños en los que se sospecha que la sufren y se hace un estudio médicos no la tienen en realidad, mientras que los que sí la tienen no son diagnosticados. Esto supone un futuro desalentador para estos pequeños, ya que algunos estudios demuestran que las personas que la sufren y no fueron diagnosticadas durante la infancia tienen más riesgo de tener problemas sociales a lo largo de su vida.

El psiquiatra cuenta que son más complejos los problemas asociados que la propia hiperactividad, como son retraso escolar, la depresión o problemas en el sueño. Por este motivo destaca la importancia de que el diagnóstico se produzca antes de los seis años, edad en la que el sistema escolar les obliga a desarrollar una disciplina que el niño hiperactivo es incapaz de llevar.

En el caso del tratamiento, Rodríguez dice que ante todo es imprescindible la implicación de la familia, el sistema escolar y los recursos sanitarios. Sobre este último matiza que ningún tratamiento farmacológico es suficientemente bueno si no va acompañado de un buen tratamiento psicológico, aunque destaca la alta efectividad de estos que en algunos casos se utilizan desde hace treinta años.

El objetivo es fundamentalmente hacer que el niño preste atención a las cosas que no quiere hacer, ya que asegura que un niño hiperactivo puede estar cinco horas jugando a un videojuego, una actividad que no es recomendable en estos casos.

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