Había una vez, un mercader muy avaro que tenía un asno que hacía trabajar duramente para transportar sus mercancías; para ahorrarse la comida de su asno, le cubría la cabeza con una piel de león y como la gente huía asustada, el asno podía comer tranquilo en los campos de alfalfa.
-Es un burro -dijeron los campesinos.
El pobre asno comenzó a correr asustado de regreso donde estaba el mercader avaro.
-Sigámoslo y descubriremos al culpable.- dijeron las personas.
El asno llegó con su amo, y tras él llegaron los campesinos armados con sus palos dándole tal paliza al avaro, que en varios días no pudo moverse.
Desde entonces, el mercader comenzó a comprarle su propia alfalfa al asno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario