jueves, 8 de octubre de 2009

EL DIENTE DE ABEL

Abel es un niño de 6 años que le gusta mucho jugar y platicar con otros niños de su edad. Algo que le encanta es visitar a su tía Dina, y a sus primos Saúl y Mary, porque siempre se divierte mucho jugando con ellos. Como su prima Mary es la mayor de los 3, siempre tiene cosas nuevas de qué hablar, por eso platica mucho con ella.

Un día, la tía de Abel lo invitó a su casa a comer tamales que ella misma hizo, a él le gusta la forma en que cocina la tía Dina, así que fue de visita saliendo de la escuela. Una vez llegando a casa de la tía, los niños dejaron sus mochilas y esperaron a que todo estuviera listo, hasta que por fin la tía Dina les hablo.

"Ya está lista la comida" les gritó y todos rápido se sentaron alrededor de la mesa. Cada quien escogió su tamal y empezaron a comer; de pronto, Abel sintió que algo raro estaba pasando en su boca cuando masticaba el último bocado. Se le había aflojado un diente, y un poco asustado y apenado se quedó callado y siguió comiendo muy despacio.

Ya que terminaron, se sentaron a jugar y les dijo a sus primos que sentía un diente flojo, ¿Se me va a caer? ¿Me va a salir otro? ¿Me voy a quedar chimuelo? Pero esta vez Mary no supo cómo explicarle, y tampoco Saúl, así que Abel se quedó pensando un buen rato sobre eso.

Ya llegando a su casa siguió pensando mucho pero no decía lo que sentía, le daba pena, hasta que se quedó dormido.

A la mañana siguiente se llevó una sorpresa no muy agradable, sentía algo duro en su mano, era algo blanco y pequeño, era un diente, rápido se tocó en su boca y sintió que algo le faltaba, el diente se le había caído justo en su mano.

"Mamá" gritó un poco asustado, "qué es esto, me falta un diente, mirá".

"No te preocupes" le dijo su mamá, "a todos nos pasa eso; cuando somos niños a todos se nos caen los dientes, observa a tus compañeros y verás que a muchos les faltan dientes, cuando salgas de la escuela te voy a llevar con un dentista para que te vea."

Ya en la escuela, Abel observó lo que le dijo su mamá, muchos niños y niñas con dientes flojitos, y algunos más, con algún diente faltante. Pero le preocupaba lo del dentista, había escuchado cosas terribles sobre los dentistas, por lo que seguía un poco nervioso.

Cuando salió de la escuela, lo llevó su mamá al dentista, y se dio cuenta de que lo que decían no era verdad, porque los dentistas son doctores que cuidan de los dientes de las personas y los niños. El dentista le explicó que todos los niños tienen 20 dientes temporales, que se llaman dientes de leche, y en algún momento se deben de caer, porque cuando un niño crece, esos dientes estarían demasiado chicos para el tamaño de la boca y no podría masticar bien la comida, por eso es necesario que salgan dientes nuevos, llamados dientes permanentes, porque esos ya no se caeny son más fuertes.

También le explicó que los dientes de leche son importantes porque guardan el lugar que van a ocupar los dientes nuevos, y que no todos los dientes se caen al mismo tiempo, sino que tarda varios años para que todos los dientes sean cambiados por nuevos.

Los dientes nuevos se van formando debajo de los dientes de leche, y cuando ya están listos para salir, empiezan a empujar a los dientes de leche hasta que se caen y dejan un espacio listo. Al final serán 32 dientes permanentes.

Abel salió del consultosio más tranquilo y muy contento, porque sabía que no se iba a quedar chimuelo y, además, tenía algo nuevo qué contarle a su prima Mary la próxima vez que lo invitaran a casa de su tía Dina.

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