lunes, 2 de marzo de 2015

EL CASO DE LEMI

Como les había comentado, mencionaré un trabajo que llevo realizando desde hace un año hasta el momento de haber escrito este texto. Se trata de un niño que al momento de conocerlo (Agosto del 2014) acababa de cumplir 8 años de edad, para ustedes será nombrado LEMI (No me gusta manejar datos personales, así que sólo inventé una palabra empleando sus iniciales y no en el orden correcto).

Mencioné que una colega me facilitó el material de Entrenamiento Lingüístico para apoyar a este chico, pues ella tiene dos nietas que padecieron este mismo problema y ambas actualmente han superado sus dificultades y mi alumno todavía se encuentra en ese proceso, demostrando avances muy significativos.

LEMI es un niño de 8 años que padece una dificultad que en términos médicos se le conoce como Anquiloglosia, es decir que su Frenillo Lingual, esa pequeña membrana mucosa situada bajo la lengua, tiene una malformación que impide el movimiento completo de dicho órgano, usualmente se dice que tiene el frenillo pegado o la lengua pegada.

ANQUILOGLOSIA, comúnmente llamado Frenillo Pegado
LEMI no presenta dificultades de aprendizaje, su desarrollo físico e intelectual es completamente normal, de hecho es uno de los alumnos más destacados del grupo, a pesar de esta condición, ha obtenido el primer lugar en casi todos los eventos que se han presentado en el grupo, incluyendo el promedio de aprovechamiento.

Sin embargo su condición de lenguaje se refleja en el área verbal y en la asignatura de Lenguaje Español, pues al no poder pronunciar los sonidos R, RR, Ñ, D inicial en diversas palabras, sílabas trabadas como BR, PR y TR, su escritura presentaba errores de sustitución de letras, casi siempre por la letra L, aunque estos errores ya han aparecido con menor frecuencia que antes.

Su situación es simplemente un problema de lenguaje y no de comunicación en sí, pues LEMI, aunque es un alumno muy serio y muy reservado, puede comunicarse funcionalmente con cualquier persona. A pesar de esto, presentó un problema social, donde era rechazado por algunos de sus compañeros e incluso existían burlas hacia él, situación que ya ha quedado erradicada y ahora es uno de los chicos más populares y más solicitados dentro del grupo, tanto para trabajos en equipos como en la hora de juego.

Cuando conocí a LEMI, de inmediato noté la dificultad al hablar y le pedí que realizara algunos movimientos que me permitieron observar el problema en su lengua.

Uno de estos movimientos fue abrir su boca y tratar de subir su lengua para tocar su paladar, obviamente no lo pudo hacer y su lengua simplemente se recorrió hacia atrás, y tomé la primera imagen que aparece un poco más arriba, donde se alcanza a observar el Frenillo Lingual Pegado.

Después le pedí que sacara su lengua y tratara de subirla lo más que le fuera posible, como si tratase de tocarse la nariz con ella, el niño no pudo hacerlo, ni siquiera su lengua sube, como podrán observar en la siguiente imagen.


Finalmente le pedí que tratara de hacer su lengua haca abajo, lo más que le fuera posible bajarla; este movimiento sí pudo hacerlo y tal como esperaba, su lengua quedó aparentemente dividida en 2 partes, como si estuviera formando un corazón volteado, debido al mismo problema con el Frenillo Lingual, que funciona como si tuviera una pequeña cuerda amarrada que lo sujeta fuertemente. En la imagen se aprecia la división de su lengua.
Lengua en forma de Corazón Volteado
Con estas pruebas sencillas me dirigí hacia sus padres para discutir la situación de LEMI, que de acuerdo con ellos viene de herencia, pues algunos familiares también poseen un frenillo lingual "pegado". Planteamos la posibilidad de darle la atención a manera de terapia realizando los ejercicios de entrenamiento lingüístico antes mencionados 3 días a la semana (Lunes, Miércoles y Viernes) de manera constante, además de una atención médica que determine si es necesario realizar una cirugía llamada Frenilectomía Lingual para corregir ese problema, siendo canalizado a una Clínica de Odontología y posteriormente con un Cirujano Maxilar Facial.

A un año de trabajo constante, se ha conseguido como resultado un lenguaje más funcional y más entendible; en cuanto a la atención médica por parte de la Clínica de Odontología, inicialmente se había confirmado la necesidad de operarlo y el chico estuvo un tiempo en espera para ser intervenido y seguir posteriormente con su terapia de lenguaje, pues la cirugía sólo corrige el problema físico, pero requiere de entrenamiento constante para corregir el problema verbal.

Como habrán de imaginarse, el trato psicológico fue esencial, pues él es consciente de su situación, de lo que le espera una vez que se haya confirmado su cita para intervenirlo; lo que le ha costado algunos episodios de cierta inseguridad y hasta cierto punto un poco de temor por saber qué es lo que va a pasar, en ocasiones simplemente se siente nervioso y pregunta constantemente acerca del procedimiento para estar un poco más tranquilo y seguro.

Sin embargo, antes de la intervención, en la última revisión una vez que fue atendido por el cirujano maxilar facial, éste mencionó que dicha operación, aunque es benéfica para LEMI, no es tan necesaria, pues el constante trabajo con ejercicios de lenguaje y su propio crecimiento resultaron en un ligero estiramiento del frenillo lingual y un mejor dominio de movimientos para la pronunciación de los sonidos antes descritos. 


LEMI durante su última revisión con el cirujano
Frenillo lingual de LEMI después de 8 meses
de terapia de lenguaje y ejercicios.
Está ligeramente más estirado
si comparamos con la imagen anterior.
De esta manera se decidió omitir la cirugía y continuar de manera intensiva con la terapia, dando un seguimiento anual de revisión con el cirujano hasta que el niño haya cumplido los 12 años. 

En cuanto al seguimiento con la terapia, ya que LEMI ha logrado acceder a todos los sonidos de nuestro lenguaje, incluyendo la RR y el sonido R suave entre dos vocales, siendo éste el que más se le complicaba, se ha reducido el empleo de los ejercicios de entrenamiento a un día fijo a la semana (martes) y un segundo día de trabajo (jueves) para entrenamiento por medio de lecturas, como cuentos y trabalenguas. Incluyendo prácticas con la flauta y algunos juegos como Straw Ball, donde ejercite su boca, lengua y el control de salida de aire.

LEMI actualmente es uno de los estudiantes más destacados de mi clase y uno de los más sociables, ha pasado de ser un alumno en parte rechazado por sus compañeros, a ser un líder tanto en trabajos en equipo como en la hora de juego.

4 comentarios:

José Antonio Hernández dijo...

Muchas gracias, revisaré ese blog, estoy seguro que me servirá.

Asseret dijo...

Mi hijo tiene el mismo problema igual parece que estoy leyendo la historia de el así tiene el frenillo su lengua se parte en dos nosotros le decimos lengua de víbora pero con la diferencia que el si puede pronunciar la rr solo es algo estético lo que le queda usted cree que es bueno que se lo corten el frenillo si en realidad no afecta su habla

Asseret dijo...

Mi hijo tiene el mismo problema igual parece que estoy leyendo la historia de el así tiene el frenillo su lengua se parte en dos nosotros le decimos lengua de víbora pero con la diferencia que el si puede pronunciar la rr solo es algo estético lo que le queda usted cree que es bueno que se lo corten el frenillo si en realidad no afecta su habla

Magos Dálmatas dijo...

Muy útil el artículo, de pequeño también tuve dificultades con la expresión ligüística y trabajando y con esfuerzo todo se supera. Por mi trabajo trato con todo tipo de niños y siempre intento que se sientan cómodos e incluidos en el show. Si queréis saber más sobre mi trabajo podéis ver en mi web más sobre mis trabajos comomago infantil